18 de diciembre de 2009

Monopoly (Review)

Todos lo hemos jugado y todos hemos tenido o tenemos una copia en nuestros hogares (Gran Capital, Metrópoli o una de sus mas de 30 ediciones especiales), que en el caso de algunos gamers más serios y exquisitos, es solo una caja que ocupa espacio pero de la que nunca querremos deshacernos. Es que el juego es tan malo que llega a ser bueno, y además nunca falta el amigo, pariente o conocido que solo ha jugado este juego en toda su vida y lo reverencia (Con justificada pero sobrevalorada razón, a nuestro parecer) como si fuera el mejor juego de tablero del mundo.

Tiene sentido esa pleitesía que se le tiene a Monopoly: Es un juego sencillo, de rápidas acciones y de pensamientos diligentes. Tiene todo lo básico y necesario en un juego: Reglas simples, competitividad garantizada, posibilidades de adquirir un poder casi ilimitado y un diseño que se destaca por su elegante sobriedad, pero detallado hasta en las cosas más ínfimas, como son las piezas de los jugadores. Todo esto apunta a considerar a Monopoly como un juego recomendable, accesible, de nivel mundialmente reconocido desde su creación en 1935.

Los turnos son rápidos, es un juego de ideas cortas, no apto para pensamientos abstractos y a largo plazo; “Carpe diem” es la motivación del juego. Uno tira, se mueve y compra, remata, vende, permuta, presta o deposita. Y luego viene el turno del siguiente jugador. De preferencia, ningún turno debería superar el minuto y medio a dos minutos de duración. Total, no hay contratos que firmar, ni leyes ridículas que observar y lo hecho no puede ser deshecho así como así, so riesgo de perjudicar a los acreedores y consumidores.

La filosofía capitalista es un genial trasfondo para este juego, sea desde el punto de vista histórico o cultural. Lamentablemente, que esa idea se manifieste en este juego a través de la eliminación total de jugadores le resta mucho valor al juego en si, pues se excluye de lo posterior a los jugadores eliminados y, considerando que las partidas pueden llegar a durar tres horas (Según nuestra experiencia), es mejor agarrar los abrigos y despedirse antes de empezar a desear jugar otra partida. El juego solo termina siendo totalmente entretenido para los dos últimos jugadores, pero claramente para el ganador esta entretención implica la eliminación del otro jugador. El juego es cruel, es frio y no da espacio para gran apoyo entre jugadores y para la estrategia personal.

Finalmente, la competitividad del juego puede llegar a sacar a la luz lo peor del carácter competitivo de los jugadores que se lo toman demasiado en serio. No es recomendable jugar este juego después de una mala noticia, después de una pelea con uno de los otros jugadores y/o mucho menos si uno tiene tendencia al mal humor y a ser un mal perdedor (Aunque esto ultimo no sea correlativo).

Considerando todas esas circunstancias, pero sopesándolas con lo accesible, lo mundialmente extendido que está, lo culturalmente flexible, lo socialmente practico y lo financieramente cómodo que es el juego, no podemos rechazar de plano su validez y su relevancia como juego de tablero. Eso sí, si hay otras opciones más emocionantes que jugar Monopoly (V.gr., Risk, Ataque, Pictionary u otros de la compañía Hasbro o de Mattel), tal vez sea mejor dejar Monopoly para otro día.

* Nuestra calificación: Un solido 6 / 10 *

· Creador: Charles Darrow;
· Compañía: Hasbro (Página web oficial de Monopoly);
· Monopoly @ Board Game Geek (BGG);
· Precio: $ 24000 aprox. (Puede variar en $ 2000, más o menos);
· Lugar: Supermercados y jugueterías no especializadas.

¡Hasta pronto!

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"When playing a game, the goal is to win, but it is the goal that is important, not the winning." (Cuando se está jugando, la meta es ganar, pero es la meta lo importante, no el ganar) - Dr. Reiner Knizia